lunes, 8 de abril de 2013

¡Achís!

Para todos aquellos enfermos que no pueden evitar ir a trabajar (O a estudiar, o a cualquier otra actividad que no sea estar en la cama quejándose y tomándose una sopita calentita)

En el trabajo, con todo el equipo anti-gripe


Así me siento yo, que he cogido uno de esos virus gripales que rondan por temporadas y acatarran a todo el mundo (El metro es un paraíso de narices para ellos). Bueno, excepto el jefe bigotudo de atrás, más o menos así. 
¿Quién tiene jefes bigotudos hoy en día?

viernes, 5 de abril de 2013

Malentendido


Para aquellos que esperan en un semáforo.

¿Es realmente ciego? Nunca lo sabremos...


Poco más queda por decir. En realidad no he dicho nada, pero ¿Qué hace falta decir entre amigos, verdad?
Feliz fin de semana.

miércoles, 3 de abril de 2013

Un día normal.

Esto es una obra de ficción, un mero texto humorístico. No me ha pasado a mí y espero que no le haya pasado a nadie. (Si te ha pasado, cuéntalo en un comentario. Así nos echamos unas risas)



Me levanto de la cama y me despego del enredo de sábanas como puedo. ¿Joder, todavía es de noche? No, son los ojos, que están cerrados. Y mira que cuesta abrirlos cuando tienes esas legañas mañaneras más fuertes que el superglú.

En fín, el pié en la sandalia izquierda y el otro en la derecha. Quiero decir, el pié derecho en la sandalia izquierda y el pié izquierdo en la sandalia derecha, y salgo de la habitación a lo walking dead (Huyendo de la cama, tentación del diablo) Como tengo que salir a trabajar en media hora, debo darme prisa.

Lo primero, el desayuno: huevo frito y café (¡Cafeína, cafeína, cafeína!)
Pongo la cafetera y el huevo a freír, mientras voy al baño a lavarme los dientes y cepillarme el despeinado pelo, cosa que hago lo más rápidamente posible ya que oigo el café colándose... fuera de la cafetera. Chorreando agua vuelvo al fogón para rápidamente coger la cafetera y quemarme la mano.
Saco el huevo y lo pongo en la cesta del pan, porque no tengo ningún plato limpio.

Como me palpita la mano, regreso una vez más al baño y me vendo la mano con papel higiénico1. En eso que me doy cuenta, mirando al espejo, que tengo los dientes cepillados y el pelo lavado.

Me ruge el estómago, así que salgo del baño (Mientras me quito algunos pelos de entre los dientes) y me sirvo el café. Por supuesto, le echo un par de cucharaditas de azúcar... excepto que no es azúcar, sino sal. El café sabe horrible, y el huevo, azucarado. Tiro el huevo, el café y la cafetera a la basura, y miro el reloj.

Necesito plancharme la ropa del trabajo, que el tiempo vuela. Preparo la plancha ya conectada y la dejo calentándose un rato, que es una de las antiguas y tiene su truco.
Me sigue rugiendo el estómago, maldito hábito de comer. Quedaban unos donuts en la nevera, para allá que voy... de cabeza. Me resbalo en los charquitos de agua que se formaron con mis idas y venidas del baño, con tan mala suerte que me regalo una contusión craneal.

Me despierto al rato, oliendo a quemado. Camino con torpeza, ya sea por el mareo del golpe que todavía perdura o por que cada pié lleva la sandalia equivocada.
En cualquier caso, agarro la plancha y me quemo la mano.
Correción, me vuelvo a quemar la mano.

Después de vendarme nuevamente la quemadura, reviso la camiseta, la única que tengo para el trabajo que desempeño. Tiene un agujero del tamaño de África y no se puede hacer nada, pienso, y me la pongo del revés, pues todavía ando confundido.
Por fín termino de vestirme, agarro mi maletín2 y me como el susodicho donut. Desgraciadamente tengo que volver otra vez más al baño, pues estaba caducado y me entró calaguera. Entre gemidos de dolor miro la hora: llego realmente tarde, y no hay papel higiénico. Decido limpiarme en el baño del trabajo en cuanto llegue, y no perder más tiempo.
Me subo los pantalones y cojo otro donut para el camino.

Nada más aparcar en el sitio de siempre, el que me toca (Debajo del puto árbol) me caga una paloma en ambos hombros.

Y así llegué a la oficina.

Antes de lograr colarme en el baño, me llama alguien. Me giro, con los pelos llenos de pasta de dientes, cagado, con la mano roja y vendada,  la camisa con una quemadura inmensa, un mal humor de perros y con mierda de pájaro cabrón en ambos hombros. Suelto un "¡¿QUÉ, COJONES?!"

Y así me vio mi jefe.



1. (El kit de primeros auxilios lo dejé en mi otra chaqueta. Bueno, en mi otra casa. Bueno, que no tengo ningún kit de primeros auxilios, vaya, desde que se instaló una familia de mapaches en la caja. Al principio eran amables, pero abusaron de las pastillas y se volvieron apáticos. Poco después murieron. Fué muy trágico)

2. No llevo absolutamente nada dentro. Es, simplemente, que lo veo como un requisito para toda persona que quiera ser respetada empresarialmente. Dale un maletín a un mono (Y una corbata) y conquistará Wall Street




lunes, 1 de abril de 2013

Boxing malentendido

Para aquellos a los que les gusta el juego de manos...



¡Ay, pillines! Que las neuronas nos engañan y creemos cosas que no son. O que son pero de otra manera. O que pueden ser pero son. O no.
En fín.


viernes, 29 de marzo de 2013

Frases Extrañas #2

La segunda tanda de las frases extrañas. Osea, pensaba en alguna frase molona y luego intentaba acompañarla con un dibujo.
Esta vez, cinco.










Y nada más queda por decir hoy. ¡Ah, Bueno! He cambiado el avatar, ahora George Hollington tiene otra expresión más amigable... ¿O será que está pensando alguna gamberrada? Ayer me cagó el interior de los zapatos y los metió en el microhondas, así que estoy yendo descalzo.

Pero oye, hay que quererles, ¿No?


No, en serio.


Dime la verdad.


Hay que quererles ¿Verdad?



¿Verdad?





miércoles, 27 de marzo de 2013

¡Qué le den al Mundo!

Para los que están hartos del mundo, que sepan que el mundo también está harto.

Y la luna, jodiendo, también.



lunes, 25 de marzo de 2013

¿Mala suerte, Murphy?

Para los que tienen tan mala suerte que hasta los gatos negros les evitan:
Modo megamalasuerte: y te cae justo
en el dedo meñique del pié


Existen esos días en los que, por más que te lo propongas, todo te va a salir mal. No sé si el universo mismo está en tu contra o es que algún dios se ha levantado con ganas de joderte. Me lo imagino pensando en su retrete divino, después del café dinivo: "¿Qué puedo hacer hoy? ¿Creo alguna ley de la física nueva? ...Nah, mejor voy a hacerle la vida imposible a este panoli. Va a ser la risa."

Ya puedes salir a la calle con tres patas de cojeno, dos herraduras colgadas al cuello y haciendo mantras para invocar la buena suerte, que nada más salir por la puerta, pisarás una mierda de perro del tamaño exacto de tu zapato. Como hecha específicamente para tí.

En esos malos días, lo mejor es no dejarte afectar, calmarte y pensar que mañana será diferente. Y que esto también le puede estar pasando a otro en cualquier parte del mundo. Entre 7.000 millones de habitantes en el planeta, no puedes ser tú el único que está teniendo un mal día, ¿No?

Joder, si seguro que en África lo que tienen son malos años, que no días. Siempre hay alguien peor.

Así que sonríe.